«Nuestro mensaje será más convincente usando la tipografía adecuada».
La tipografía es una cuestión fundamental a la hora de transmitir mensajes y de compartir información, ya que de forma inconsciente transmite ciertos valores y ciertos parámetros que el receptor decodifica.
Los elementos que ayudan a conformar la imagen de una marca son muchos y muchas son las cuestiones que una compañía debe cuidar y supervisar si quiere conectar con sus clientes y usuarios. Por ello deben cuidar los colores que eligen para su identidad, los elementos escogidos en sus comunicaciones, como diseñan su packaging en el que presentan sus productos o la tipografía de sus mensajes, de su imagen corporativa o de las comunicaciones con sus empleados.
Más creíble
Las marcas deben tener mucho cuidado con qué tipografía escogen y por qué lo hacen. Un estudio realizado por Errol Morris descubrió que los lectores consideran mucho más creíbles unas fuentes que otras. La información escrita es la misma pero la percepción que se tiene del contenido que se está recibiendo es completamente diferente.
La tipografía también consigue que se perciban las cosas como más o menos modernas, y también que los contenidos sean más o menos fáciles de leer.
Cada tipografía se asocia a ciertos principios y a ciertas características, lo que hace que las percibamos de un modo diferente.
Elige una y cíñete a ella
La marca debe reflexionar sobre qué mensajes quiere transmitir, cómo lo quieren hacer y qué tipografía se ajusta más a lo que están buscando.
Una vez elegida la tipografía nos debemos ceñir a ella, no debemos usar varias tipografías diferentes para cada texto, ya que esto solo creará confusión en el receptor y hará que se fijen los valores de la marca.
Usa tu propia tipografía
La mejor manera de crear imagen de marca a través de la tipografía es contar con una tipografía propia y única que marque la diferencia.
Los logos de las grandes marcas cuentan con tipografías propias que se han convertido en una suerte de elementos más de su identidad. Esto ocurre también con aquellas marcas que no hace mucho eran simples pequeñas start-up. De este modo, desde un primer momento se asentó como un elemento único, diferente. Una tipografía propia funciona como uno más de esos elementos registrados que nadie más puede emplear y evita que todo el mundo empiece a usar el mismo tipo de letra que la propia marca.